23 diciembre 2009

Tiempo de reflexión




Hazte una promesa pequeña que haga grande tu vida en este año que ha de venir

VIVIR CADA MOMENTO DE TU VIDA COMO SI FUERA EL ÚLTIMO

Piensa que cada día es irrepetible y que las oportunidades que se nos presentan en la vida son únicas y debemos saber aprovecharlas.

Una fecha, un lugar, una hora … son momentos que pasarán, deja de vivir el presente pensando en errores del pasado o en lo que esperas para el futuro porque de esta forma JAMÁS VIVIRÁS TU PRESENTE, que es único.

Por todo ello vive y promete cada día decir esa palabra justa que ayude, que de cariño, que haga pensar y que no haga daño, porque esa palabra que no digas hoy quizás en otro momento tenga otro significado, otra intención.

Tal vez esa caricia, ese beso o ese abrazo que no des se romperá y ya no tendrás oportunidad de recuperarlo.

¿ Cuánto hace que no escuchas la voz de tu corazón ?

Escúchala porque los momentos no se repiten y si los dejas pasar, LOS HABRÁS PERDIDO PARA SIEMPRE.

FELICES FIESTAS

Y

PRÓSPERO AÑO 2010



11 diciembre 2009

Eludiendo la responsabilidad

Hablaba en mi último artículo (Perdiendo al talento) del daño que los directivos mediocres podían llegar a hacer a nuestras empresas, y que era obligación de éstas el dotarles de la formación y competencias necesarias antes de promocionarles.

Durante esta semana he estado observando el mundo que me rodea y he podido ver como en muchas, quizás en demasiadas ocasiones, las personas que forman los equipos que los directivos tienen a su cargo eluden las responsabilidades directas asociadas al puesto de trabajo que ocupan.

Este perfil de trabajador normalmente lo encontramos en la base de la pirámide, dependiendo de mandos intermedios y con una clara tendencia a no asumir como propias las responsabilidades de su trabajo, ya que creen que los problemas los deben solucionar los mandos superiores porque “para esto cobran más que yo”.

¿ Qué podemos hacer si tenemos este perfil de trabajadores en nuestros equipos ?

Son difíciles de implicar en los objetivos de la empresa, puesto que normalmente son conformistas, sin excesivas ganas de progresar y con una visión reducida que se limita exclusivamente al cumplimiento de las tareas encomendadas sin asumir la responsabilidad derivada del desarrollo de las mismas.

No podemos esperar que aporten valor añadido porque serán simples ejecutores de nuestras órdenes, y cuando de su trabajo se derive algún problema siempre tendrán la respuesta de “lo hice como tu me dijiste, por lo que no puedes hacerme responsable del problema”.

Aunque todos queremos que los componentes de nuestros equipos estén implicados con la compañía, asuman la responsabilidad de sus puestos, se desarrollen de forma autónoma, generen nuevas ideas y aporten valor añadido es posible que nos encontremos con perfiles como el que he definido. En este caso, y si decidimos mantenerlos, deberemos adoptar algunas medidas que nos permitan evitar el impacto negativo que pueden producir:
  • Explicar la responsabilidad asociada a su puesto de trabajo y el impacto que produce si no realiza correctamente su trabajo.
  • No intentar reconvertirlos con técnicas de motivación porque será un trabajo perdido
  • No asignarles tareas críticas
  • Realizar un seguimiento exhaustivo de las tareas desarrolladas y la calidad de las mismas
  • Controlar las desviaciones que se producen sobre las previsiones para evaluar económicamente el impacto que estas personas producen sobre nuestros resultados
Desde mi punto de vista es evidente que estos perfiles provocarán un coste añadido (directo y/o indirecto) a la empresa, por lo que debemos valorar si son válidos para otras tareas y reubicarlos, aceptar la situación implementado las medidas citadas o …

03 diciembre 2009

Perdiendo al talento

Hace unos días iniciaba un debate en Linkedin en el que preguntaba acerca de si las redes sociales profesionales facilitaban la rotación de los profesionales con talento en las empresas, y si desde las mismas se podían adoptar medidas para evitar la pérdida de estas personas.

Lógicamente la respuesta a la primera de las preguntas no me sorprendió coincidiendo prácticamente todas las respuestas en un SI rotundo que yo también suscribo.

Es cierto que las redes facilitan la rotación pero normalmente los profesionales más atractivos para los “cazatalentos” son aquellos que participan de forma activa en la red, incrementando la visibilidad de su perfil, ofreciendo a través de sus aportaciones información de su estilo de trabajo/dirección, los conocimientos que posee y quizás formas de comportamiento que con un simple CV no podrían percibir.

Incorporo este matiz porque creo interesante destacar que el simple hecho de estar en la red no favorece la rotación, y que requiere un esfuerzo importante de participación en las mismas para conseguir mayor visibilidad y crear la conocida "marca personal" e "identidad digital".

¿ Y que pueden hacer las empresas ante este nuevo escenario que puede provocar que las personas con talento tengan mayor rotación ?. NADA

Nada que no estuvieran haciendo ya con independencia de este hecho. La rotación es un hecho y no puede evitarse, hasta incluso se habla de una rotación sana, pero si queremos conservar el personal con talento debemos incorporar medidas diferenciadoras que incrementen la fidelización de estos profesionales con nuestra empresa y que sean percibidas como beneficios no económicos que perderían en el caso de cambiar de empresa.

Conceptos como flexibilidad laboral (numérica, funcional, …)  y su versión más actual de flexiguridad  (basada en el modelo laboral danés), están más que tratados y por este motivo no profundizaré en ellos pero si creo interesante, por la importancia que tiene y porque muchas veces no se considera desde la Dirección General, hacer mención de uno de los comentarios que se realizaron en el debate como causa de rotación del talento: los DIRECTIVOS MEDIOCRES

¿Quiénes son los directivos mediocres?

Acostumbran a ser profesionales que han crecido en la compañía, que son buenos conocedores y generadores de negocio pero que no disponen de las capacidades de liderazgo para implicar a los equipos, para conseguir que “quieran lo que quiero” (“Dirigimos personas”), y que en su estilo de dirección acostumbran a aplicar el ya mencionado concepto de “dirección de cortijos”, sin visión estratégica y preocupados sólo por conseguir sus objetivos individuales.

El impacto de estos directivos sobre sus equipos, y en consecuencia sobre el talento, son con frecuencia negativos por lo que antes de promocionarles se debería considerar si perderemos un gran técnico para ganar un gran directivo, o por el contrario se perderá un gran técnico para ganar un directivo mediocre.

A veces es complicado negar un ascenso cuando los resultados obtenidos podrían justificarlo pero considero de suma importancia que desde la DG se sepa trasladar al afectado la carencia de las competencias necesarias para el puesto y que se adopten, en paralelo, las medidas necesarias para la mejora del profesional. Con esto mejoraremos las capacidades de la persona, incrementaremos su “empleabilidad” y evitaremos el crecimiento de DIRECTIVOS MEDIOCRES en nuestras compañías.

De nada servirán el resto de acciones si no consideramos el impacto de estos Directivos sobre sus equipos, y la repercusión que tendrá sobre la PÉRDIDA DE TALENTO en nuestras compañías.