Estaba ayer comiendo con un amigo y me contó una historia que me encantó, y que debería hacer reflexionar a aquellos que no disfrutan de la vida "día a día".
Es la historia de un ejecutivo que dedica cada día más de 12 horas a su trabajo, y que por supuesto sale de casa cuando su pequeña hija está durmiendo y cuando regresa a casa también lo está.
Nunca tiene tiempo para la família ni el ocio, y normalmente las conversaciones nocturnas con su esposa giran alrededor de la jornada laboral (no existe mucha más vida para él).
Un día llega a su casa, tarde como siempre, y su esposa le dice que su hija le espera despierta.
Nuestro ejecutivo se enfada: "la niña debería estar durmiendo, no son horas, ...". Finalizada la reprimenda a su esposa, se dirige a la habitación de su hija y se la encuentra despierta y con el puño cerrado.
"Hola cariño, ¿que haces despierta?"
"Papá, ¿tu cuanto cobras por hora?"
"Esto es un tema de mayores cariño, duérmete", replica el ejecutivo
La niña insiste y finalmente nuestro ejecutivo le dice:
"Entre 200 y 300 € por hora"
La niña abre la mano, y con lágrimas en los ojos le dice a su papa:
"Que pena tan sólo tengo 2 euros, pero seguiré ahorrando para poder pasar 1 hora contigo"
28 octubre 2009
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En ocasiones dejamos pasar el presente por mirar hacia el futuro, levantamos tanto la vista esperando alcanzar cumbres nevadas (por muy loables que sean los motivos) que nos olvidamos de mirar a nuestros pies.
ResponderEliminarNuestros hijos, parejas, familias pasan a un segundo plano, preferimos pasar una tarde delante del ordenador haciendo "cosas muy importantes" a coger a nuestros hijos de la mano, besar a nuestra pareja y ver pasar las nubes intentado adivinar las formas que esconden.
Gracias José Ramón por este post, a veces se necesita algo así para parar, reflexionar y volver a caminar (mirando hacia abajo)
Hola José Ramón, tropiezo con esta entrada de tu blog después de localizarte en XING, muchas veces hemos comentado, entre subidas y bajadas de ascensor, como es de importante la conciliación de la vida laboral y familiar. Tengo la suerte de trabajar en una empresa donde se practica desde sus inicios lo que hoy muchos eruditos se llenan la boca de proclamar como un valor intangible que añade riqueza a sus tangibles, me refiero a la Responsabilidad Social Corporativa, de hecho, el decantarme profesionalmente por un sector, el de la educación de adultos (no formal y universitaria), con un alto componente sociabilizador, me ha permitido gozar de la compatibilidad entre el enriquecimiento profesional (que nunca he dejado estancado), y el disfrute personal de mi tiempo con los míos (amigos y familia).
ResponderEliminarTengo un amigo en CORITEL subcontrata de ACCENTURE de esos fanáticos de 12 horas diarias que mencionas en el Blog, que trabaja como Jefe de Proyectos. Su vida, aunque deje de trabajar hoy mismo, está por detrás de las nuestras años luz tanto en lo personal como en lo social. Me causa pena su situación, que ni el mismo tiene coraje de cambiar envuelto en lo ostentoso de las reuniones de negocios y los puentes aéreos. Llegados a este punto, me vienen a la mente fábulas que leí hace muchos años “Quién se ha llevado mi queso?”, “El monje que vendió su Ferrari”, “La paradoja” y muchos otros, cuya lectura les recomiendo a los presos del trabajo….¡rescatémosles!
Recibe un cordial saludo.
Juan Pedro
Vecino y Amigo
Juan Pedro,
ResponderEliminarPertenecemos a una generación en la que parecía que el hecho de estar muchas, muchas horas en la oficina era lo que más se valoraba.
Por suerte este concepto está cambiando y hoy en día tienen un mayor peso aspectos como la productividad, el liderazgo basado en la misión que defiende Pablo Cardona, ...
Entre todos debemos ayudar a conseguir la verdadera conciliación porque es la mejor manera de tener equipos productivos e implicados totalmente con los proyectos empresariales.
Un saludo.
me ha encantado la historia...
ResponderEliminarTe dejo otro relato, este más esperanzador, aunque probablemente hoy en día todavía es considerado imposible, o incluso inconveniente, por la gran mayoría de la gente. Pero quién sabe, tal vez en el futuro no sea una utopía :o) .... http://reeducandoamama.blogspot.ch/2013/05/un-cuento-para-la-conciliacion.html
ResponderEliminarGracias María por compartir tu relato.
ResponderEliminarAunque realmente hoy en día parece una utopía, debemos aprender a valorar las cosas que realmente importan en la vida y dedicarle todo el tiempo necesario es nuestros pequeños gigantes.
Es un largo camino, con grandes cambios que nuestra propia generación ha introducido en la sociedad (negativos) y que sin duda debemos cambiar para tener una conciliación efectiva.
Yo ya inicié el camino hace algunos años y defiendo estos valores.